jueves, 12 de enero de 2012

capítulo 4 (sigue)



Los días pasaban, todos seguían con sus vidas. Bueno, todos menos yo, claro, que parece que iba a vivir siempre en el hospital. Pasaba las mañanas entre médicos, enfermeras y máquinas para seguir haciéndome pruebas que ya no sabía ni para qué servían y las tardes entre la merienda, la siesta y mis rutinarias visitas a otros enfermos de mi planta, sobre todo al señor Tilman. El señor Tilman era un viejo cascarrabias al que le gustaba charlar, le encantaba contarme anécdotas de cuando era joven casi aún más de lo que le gustaba que yo le contara las mías.

Marta seguía viniendo a verme muy a menudo, aunque desde el sábado que vimos la peli en el hospital, no se le había quitado la cara de preocupación pero nunca quería contarme qué pasaba con Álvaro, porque yo sabía que era por él. Y si le preguntaba por Silvia, simplemente cambiaba de tema como si no se diera cuenta. Agradecía mucho sus visitas, nuestras charlas interminables, las noticias que me traía, pero ya necesitaba saber la verdad. Hasta que un día cualquiera

-        -  Hola, ¿se puede?- allí estaba, era él, Álvaro.
-         - Sí claro, pasa, ¿qué tal estás?- dije incorporándome en la cama y adecentándome el pelo.
-          -Bien, bien- dijo cabizbajo entrando en la habitación- ¿qué tal estás tú? ¿ya vas mejorando?
-        -  Si, el médico dice que en un par de semanas podré volver a casa y sólo tendré que venir a rehabilitación.
-          - Oye… siento no haber venido mucho y eso pero es que he estado muy liado con exámenes, entregas y ya sabes cómo funciona mi carrera, siempre hay algo que hacer y bueno…
-         - Ya, entiendo pero los exámenes de Arquitectura acabaron más de hace mes y medio, puedo entender que no quisieras venir pero, no pongas los exámenes de excusa, que sabes de sobra que de falta de tiempo entiendo bastante.
-         - Sí sí pero ya sabes después tenía que celebrar el fin de exámenes con los de clase, y preparar los papeles para pedir la beca para irme a Irlanda a hacer el proyecto al curso que viene- las palabras se le atropellaban al hablar y no se sabía muy bien si por nervios o por miedo- y bueno ya sabes… en fin que, que lo siento-

Álvaro parecía de verdad arrepentido pero no me había mirado ni una sola vez a los ojos desde que había entrado. Había algo más en ese arrepentimiento. Y como nadie estaba por la labor de venir a informarme, hice lo que debía haber hecho hacía mucho tiempo.

-          - ¿Quién es?
-          - ¿Quién es quién?
-          - Lo sabes de sobra, no te hagas el tonto que te conozco y aunque lleve aquí encerrada dos meses no soy idiota- su pregunta me había molestado tanto que mi tono de voz subí un escalón casi sin querer.
-          - Mira Enma, ha pasado muchas cosas, de verdad, pero no creo que éste sea e mejor momento para explicarte todo eso. Yo sólo veía a ver cómo estás pero ya veo que mucho mejor así que mejor me voy- dijo cogiendo su abrigo  mientras se dirigía a la puerta.
-          - ¿Te vas? ¿¡Te vas?! ¿A dónde te crees que vas?- En ese momento se paró frente a la puerta con la mano cogiendo el pomo- Llevas más de un mes sin venir a verme, ni siquiera tienes la decencia de mirarme a los ojos y en cuanto te pregunto algo que no te gusta ¿me dices que te vas?- hice una pausa para respirar y coger fuerzas para decir lo que tenía que decirle- Pues no muchacho, tú te has equivocado de chica a la que tomarle el pelo. Yo he aguantado que no vinieras a verme, e incluso que no me cogieras las llamadas muchas veces o no contestaras a mensajes de facebook o por el whatsupp cuando sabía que estabas conectado y milagrosamente, en ese momento, desaparecías.
-          - Enma yo… estaría ocupado en ese momento, de verdad que si no te habría llamado seguro.- dijo girándose hacia la cama en que estaba yo.
-          - Déjame acabar, por favor- dije con toda la calma que pude reunir, porque lo que en realidad estaba deseando era levantarme de la cama, coger impulso y darle un buen bofetón, pero me contuve porque sabía que si lo hacía, no obtendría la respuesta que quería- He esperado este momento ya suficiente tiempo para saber qué es lo que pasa, qué somos, si es que somos algo aún, claro. Y permíteme que te llame cobarde si cuando intento pedirte una respuesta pretendes darte la vuelta e irte por donde has venido.- para ese momento hacía ya esfuerzos porque las lágrimas no cayeran de mis ojos, él me miró a la cara, dejó el abrigo en la silla y se sentó en la butaca que estaba al lado de mi cama.
-         - Enma yo… conocí a alguien.- dijo mirando a ese infinito situado en ninguna parte al que miramos cuando no podemos mirar a alguien a los ojos mientras decimos algo que, aunque sabemos que debemos decirlo, somos conscientes de que hará daño a quien lo tiene que oír.  
Y yo dejé de mirarle, había imaginado miles de veces esa misma escena en mi cabeza, sabía que él podía estar con otra y sabía que no sería fácil, per cuando llega el momento, parece más difícil aún.
-          - ¿Puedo saber cuánto tiempo llevas ocultándomelo?
-          - Verás,aquel sábado, cuando tú tuviste el accidente… en la discoteca…
-          - ¿Fue ese sábado? ¿La conociste allí?
-          - En realidad, ese día… intenté decírtelo.
-          - Y, ¿y cuánto tiempo lleváis juntos?
-          - Mira Enma, creo que esta conversación es mejor que se quede aquí, ¿sabes? Es…
-      -  Dímelo, prefiero saberlo.- Apreté los puños bajo las sábanas y le miré directamente a los ojos- A ver si te crees que a estas alturas rte idealizaba como un príncipe azul después de todo.- intenté sonreir, pero se me cayó una lágrima con el esfuerzo.
Él se dio cuenta, y dijo – tres meses, Enma lo siento, intenté decírtelo antes, de verdad pero las cosas no estaban bien y cuando nos veíamos tú siempre andabas tan liada con…
-      -    ¿Y qué? No iban bien ¿y qué? Debiste habérmelo dicho.
-        -  Al principio sé que fui un egoísta, no podía elegir, te quería muchísimo aunque las cosas fueran mal y entonces, pasó lo del accidente, y ella estaba siempre ahí incluso cuando hablaba de ti y tú…
-         - Ya, y yo simplemente, no estaba. Lo sé, no era la novia perfecta.
-       -   Y es que después cada día era más difícil venir a contártelo, tú no estabas bien y me daba miedo que esto te afectara. Venía a verte y me costaba mirarte a la cara sabiendo que te estaba engañando. Lo siento, de verdad, sé que no será fácil pero espero que puedas perdonarme.
-       -   Ya, te entiendo pero, ahora prefiero que te vayas, de verdad, márchate.
-      -    Si quieres puedo venir a verte otro día y te prometo que si me llamas lo cogeré y si necesitas algo pídelo que yo, yo…- caminaba hacia la puerta entendiendo que no debía permanecer mucho más tiempo allí porque podía estallar.- Mejórate y lo siento.- 

Rompí a llorar tan pronto como se cerró la puerta, no podía más, había aguantado suficiente las lágrimas. Era lógico. Lo que no tenía ningún sentido era pensar que Álvaro seria él, “el único”, el que estaba en el mundo sólo para mí. Mil veces había pensado que era su niña, la chica de sus ojos, la única para él… y ves la realidad, o más bien te chocas con ella, y te das cuenta de que, como tú, puede haber muchas más y no serás especial porque lo hayas sido durante un corto tiempo en su vida, un tiempo en el que creíste tocar el cielo, sino que, si eres especial o no, el tiempo lo dirá.

Ilusa de mí, que tan sólo con enamorarme una vez creí entender lo que otros no llegan a comprender en una vida.

martes, 10 de enero de 2012

capítulo 4: ¿qué importa el dónde?


Al día siguiente, Marta apareció en el hospital a la hora de la comida cargada como una mula y roja como un tomate, parecía que fuese a estallar. Llevaba el portátil en una maletita, una bolsa de cartón, su bolso negro de tachuelas, el abrigo, la bufanda y una bolsa de plástico con lo que supuse, sería su comida.
-         - Ah puf- Dijo respirando hondo para no caerse redonda al suelo- los ascensores… los ascensores, estaban ocupados- dijo dejándose caer en el butacón de la habitación.
-         - ¡Pero Marta! Es la quinta planta y vienes cargadísima de cosas, ¿cómo se te ocurre subir andando? Podías haber esperado.
-         - Ya pero, pero pero llegaba tarde!-
-         - Anda, respira hondo y después me lo cuentas. – Qué cosas tenía Marta, serían cosas de la edad, pero siempre me sacaba una sonrisa.
Fue recuperando el aliento poco a poco y me fue contando su semana de clases, trabajo etc. Pero la noté un poco rara, había algo que le preocupaba, algo no iba bien.
-        -  Marta, ¿estás bien?
-      -    Si, si, no te preocupes, todo está bien.
-        - Marta, en serio, no sé si es contigo o con quién, pero algo pasa, y te preocupa.
-       -   Sí pero es una tontería, ya sabes que le doy muchas vueltas a todo pero se pasará rápido.
-      - Marta, siempre que puedes vienes a verme, estás aquí cuando más lo necesito y eso me ayuda mucho. Pues yo también quiero ayudarte a ti ¿Qué es lo que te pasa?
-      -    Mira, no es algo que yo… deba contarte, es muy delicado y bastante tienes ya…
-       -   Ya sabes que me queda poco tiempo de estar en el hospital y… ¿es por Álvaro, verdad?
-      -    La verdad es que sí, es por él pero ya te digo que no soy la más indicada para decírtelo porque ni siquiera estoy segura de que sea cierto…
-        -  Entiendo pero… ¿es que crees que está con otra?
-     -     Enma, de verdad que no lo sé, así que será mejor que dejemos el tema, ¿vale? ¡Que te he traído un peliculón para esta tarde!
-    -  Está bien, por hoy me conformo pero la próxima vez que vengas ya puedes estar bien informada porque tendrás que contarme absolutamente todo lo que sepas, ¿queda clarito?
-       -   Si mi general- Dijo poniéndose muy derecha con una mano en la cabeza y las dos nos echamos a reír.
La verdad es que era genial que viniera a visitarme, siempre hacíamos cosas divertidas a pesar de estar en el hospital, parecía increíble poder pasarlo tan bien allí. Y como tenía tanto tiempo para pensar en el hospital llegué a la conclusión de que no importa el dónde, el cuándo o el qué, sino que lo más importante es el “con quién”.
-¿Cómo está la reina de la planta? Hola Marta- Alicia hizo su aparición en aquel mismo instante para llevarme la comida – Ya puedes comértelo todo, que los enfermos de tu planta se vuelven locos al verte pero creen que estás “demasiado flacucha”- Las tres nos echamos a reír.
- Tranquila, me encargaré personalmente de que se lo coma todo pararé la peli- Dijo Marta mirándome de reojo para que me diera por amenazada.
-Qué peli vais a ver?
- Aún no me lo ha dicho, lo único que no para de repetir es que es un peliculón.
-          ¡Es que es un peliculón! No es muy conocida y al principio puede parecer una americanada muy típica pero os aseguro que… que es un peliculón- risas y más risas, esa era la mejor medicina que nadie me podía dar.- Se llama “Cartas a Julieta”-
-          Bueno, pues parece que lo pasaréis bien, ya me lo contaréis porque tenemos chicos nuevo en al panta y parece que va a tirar mucho de nuestro tiempo. A todo esto, Enma, el Señor Tilman se quejaba esta mañana de que hace mucho que no le haces una visita y no te vendría mal dar un paseo después de comer que la rehabilitación no va a hacer milagros si tú no haces por andar. ¿Okei?- dijo saliendo de la habitación.
-          Okei Alicia. – Bueno, veamos que tenemos para comer... judías- dije con desgana cuando levanté la tapa de plástico duro que guardaba el calor de mi comida. ¿Tú qué tienes?
-          Siento darte envidia pero yo tengo ¡jamón serrano!-
Marta puso la peli en su ordenador y las dos fuimos comiendo mientras la veíamos. La verdad es que era preciosa, dos prometidos se van de viaje a Verona, la ciudad del amor, la ciudad de Romeo y Julieta, pero en vez de un viaje de novios parece más de negocios para él. Ella encuentra allí a las secretarias de Julieta y vive una historia apasionante en la que descubrirá que su prometido no es su media naranja.


lunes, 31 de octubre de 2011

Do you have... guts?



Since the very begging of the world until now the human being has been looking for happiness although that word hasn't still been invented.
We all have been looking for happiness in every single aspect of life such as: work, studies, material stuff, health, family and love.


Today, I'd like to share a story with you: “The golf balls’ story”:

Once upon a time there was a Philosophy teacher who arrived at a class. He took a glass jar and, without saying a word he filled it with golf balls and asked his students:
-              -   Is the jar full?
-              -Yes- they answered.

Automatically the teacher put some marbles on the jar and asked again:
-              - Is the jar full now?
-              - Yes – they answered again.
Then, the teacher put some sand on the jar and asked again:
-              -  Is the jar full now?
-              - Yes-students answered again.
Finally the teacher dropped two cups of caffe into the jar, so that students began laughing.

Well, this jar could perfectly represent life as it is:
. Golf balls would be the most important things in life as family, love, health or friends.
. Marbles would be other less important things in life such as work, studies, house or car.
. And finally, the sand would be the rest, little things of life.
So that, If we filled the jar with sand, we wouldn’t have any place left to put the golf balls. In the real life it would mean that if we waste all our time worrying about little things we wouldn’t have any time left to spend in the really important things like our family, our couple or our health.

According to this, we should be aware of what the most important stuff of life is: staying with your family, go to the doctor, doing your favourite sport, going out with your couple, etc.
You’ll always have time to clean your house or save the grass. You have to establish your preferences in life, the golf balls because the rest is just sand.

After the explanation, one of the students asked for the caffe, what the teacher hadn't explained yet.

- I’m happy you ask for that, it’s just to show you that it doesn’t mind how busy you are, there should always be time to have a caffe with a friend.-

With this story I want to make you reflect about what happiness is, about what “being happy” means.
We spend a lot of time looking for happiness. Sometimes we try to find it focusing our life on our career, or maybe focusing on material things, and usually we try to find it focusing on love.
In short, we always look for things to fell completely happy although we know that it’s almost impossible, because there will always exist something you would change to be better.

Starting from this point, I have reached a conclusion; I've already found happiness’ secret, and I am gonna tell you today, right now.
The secret of happiness is not to get the perfect life working in the perfect job, having the perfect family and friends and loving and being loved by the perfect person.
Happiness doesn’t mean your life to be perfect. On the contrary, it means to love your life as it is, although you would change some aspects if you were able to do it.
So, if you want a good advice, do not waste your time looking for happiness, just enjoy your moment, enjoy your life as it is, and then, you would have found happiness.


miércoles, 19 de octubre de 2011

todo el que está acostumbrado a viajar sabe que es necesario partir algún día



Llega el momento… no es fácil, y sabes que no lo será. No es la primera vez, pero es diferente, esta vez estarás sola… ¿Seré capaz? Sí, eso es seguro, pero ¿Me perderé? Eso no lo  puedo saber… (mi locura desatada en una intensa risa).


¿Haces lo correcto? Por supuesto, es casi lo que me limito a hacer, pero eso, lejos de hacer tu vida más fácil, sólo la complica un poco más cada vez… Y es que siempre hay un camino fácil, pero quizá no sea el mejor, y si quiero conseguir algo, tal vez primero tenga que separarme de ello por un tiempo. (vuelve mi cordura a tomar las riendas de mi cabeza).

Te vas. Te preparas, te haces a la idea, o al menos lo intentas. Sabes que echarás de menos muchas cosas, que los días serán intensos y las noches largas. Que tendrás días increíbles descubriendo el lugar al que vas, la gente que te rodea o buscando nuevas aventuras a cada paso que das. Pero también que tendrás días en los que te gustaría quedarte en la cama, abrigarte mucho, cerrar los ojos con fuerza e imaginar que estás en casa. Sabes que un día de lluvia puede ser perfecto para pasear o uno soleado hacerte llorar.

Y ¿cómo serán esos días? Ya sabes, esos días de echar de menos, de sentirte sola, días en que ni siquiera sabes bien qué es lo que te pasa y que sin razón aparente, necesitas abrazos… cruzarías a nado El Canal por uno o gritarías hasta que el cielo estallase en mil pedazos si de algo sirviera…

Pero seré fuerte, porque soy yo, y no otra. Soy yo la que se va, y sí, sé que puedo perderme, que el cansancio será intenso, que habrá días que necesite llorar,  y días que eche de menos abrazos, besos y compañías, porque es difícil estar lejos de mis amigos, de mi familia… y de ti. Pero hay una cosa, que puede con todo lo anterior, que irme significa que una vez allí, sólo tendré que prepararme para volver y por eso mi equipaje es ligero: una maleta, un beso, y un puñado de recuerdos.

viernes, 7 de octubre de 2011

y tú,tienes pelotas? el secreto de la felicidad


Tan pronto como empezó a existir el mundo, el ser humano empezó a buscar una cosa, la felicidad, y eso mismo sigue buscando hoy en día... todos lo hacemos, todos buscamos un pedacito de  felicidad en cada aspecto de nuestra vida ya sea en el trabajo, en los estudios, en aspectos materiales o en las relaciones sociales.

Pues bien, un día, un filósofo que ejercía como profesor de secundaria quiso explicar a sus alumnos algo tan complejo como la felicidad. Entró en el aula y colocó encima de su mesa una jarra de cristal. Seguidamente sacó de su maletín una cuantas pelotas de golf que puso dentro de la jarra, la levantó y mostrándosela a sus alumnos preguntó:

- ¿Está llena la jarra?
- Sí. - contestaron todos muy convencidos
El profesor dejó la jarra de nuevo en la mesa, sacó unas cuantas canicas de su maletín, las dejó caer entre las pelotas del golf, levantó la jarra y preguntó de nuevo:

- ¿Está llena la jarra?
- Sí. - contestaron todos nuevamente
Entonces el profesor sacó de su maletín una pequeña bolsa con arena de playa y la dejó caer entre las canicas.

- ¿Está llena la jarra? - preguntó alzando la jarra.
- Sí. - contestaron indecisos.
Finalmente, el profesor vertió en la jarra dos tazas de café y los alumnos se echaron a reír. Y cuando las risas cesaron, el profesor comenzó la explicación:
- Si se fijan ustedes en el procedimiento que acaban de presenciar y le echan imaginación, podrán apreciar que se trata de una metáfora de la vida misma. Las pelotas de golf representan las cosas más importantes, como la familia, la salud, la amistad o el amor. Las canicas representan cosas menos importantes que las anteriores como el trabajo, los estudios, la casa, el coche, etc. Y la arena de playa representa el resto, las cosas que, aunque a veces no lo creamos, son las menos importantes como los bienes materiales, el dinero, o la clase social.
- Así que, si llenamos toda la jarra de arena, claro que va a estar llena, pero no tendremos sitio para poner nuestras pelotas de golf. Lo que en la vida significa que si gastamos todo nuestro tiempo preocupándonos por las cosas poco importantes, no nos quedará nada para disfrutar con la parte realmente sustanciales de la vida.
- Llegado este punto, señores, deberíamos reflexionar sobre qué es lo más importante en la vida... estar con la familia, ir al médico, practicar nuestro deporte favorito, salir con los amigos o con la pareja, etc. y empezar a dedicar más tiempo a estas actividades. Porque siempre quedará tiempo suficiente para limpiar en casa o cortar el césped. Tenemos que establecer nuestras preferencias, nuestras "pelotas de golf", porque el resto... es simplemente arena.


Una vez terminada la explicación, un alumno levantó la mano y realizó una pregunta:
- Ha explicado usted el significado de las pelotas de golf, de las canicas y de la arena, pero... ¿y el café?
- Me alegra que haga esa pregunta. El café es para demostrarles, que no importa lo ocupados que estén, siempre debe haber tiempo para tomar un café con un buen amigo.

Con esta curiosa clase de filosofía moral quiero haceros reflexionar sobre la felicidad, qué es la felicidad, qué significa "ser feliz". Pasamos muchísimo tiempo buscándola, a veces tratamos de encontrarla centrando nuestra vida en nuestra trayectoria profesional, o en aspectos materiales y, muy a menudo, buscamos la felicidad en el amor. Resumiendo, nos pasamos la vida buscando algo que nos haga sentir completamente felices, aunque sepamos que ésto es casi imposible porque siempre habrá algo que pueda mejorar.

Partiendo de lo anteriormente desarrollado, creo haber encontrado el secreto que todos estábamos buscando, el secreto de la felicidad: La verdadera felicidad no consiste en tener la vida perfecta, con el perfecto trabajo, la perfecta familia, los perfectos amigos y la perfecta pareja. Ser feliz no significa que tu vida tenga que ser perfecta, por el contrario, ser feliz implica querer tu vida tal cual es, querer lo que haces y no hacer lo que quieres.

Así pues, no perdáis el tiempo buscando la felicidad, simplemente disfrutad el momento, disfrutad vuestra vida tal cual es, y habréis encontrado la felicidad.



miércoles, 24 de agosto de 2011

El gusto de las caracolas

Háblame del sonido de las olas, del gusto de las caracolas, háblame del tacto de los besos, y de cómo se ven las caricias.

Cuéntame que se siente cuando amas a alguien, dime si es cierto eso que dicen, que despiertas cada mañana y duermes pensando en la razón de tu sonrisa: él.

Háblame de él, háblame de ti, háblame de los momentos que compartís, si es cierto que sois parte de un todo, si es cierto que con solo un silencio todo os lo podéis decir.

Te hablaré del sonido de las olas, del gusto de las caracolas, del tacto de los besos y de cómo se ven las caricias. No todos sentimos igual, depende de con quién compartas los besos, las caricias, los momentos…  pues todos ellos son buenos sólo si comparten corazón. Al igual que una ola o una caracola no se oyen o se degustan igual si lo sientes en compañía que si lo sientes en soledad.

En una ocasión me pediste que te hablara del amor, pues bien, éste es como el mar, se ve el principio pero no el final. También es cierto que el mar es largo, muy profundo y como tal, te puedes ahogar, nunca sabes que hay bajo tus pies, si tienes a alguien que te da la mano al nadar o si te flaquean las fuerzas te vas ahogar.

Más por esto que te cuento no debes temer, el mar es precioso, te envuelve, te mece, deleita a tu oído con su sonido, regala caracolas que alegran tu mañana y arena mojada que acaricia los dedos de tus pies. Bien cierto es que te puedes dañar si descubres que no sabes nadar pero, ¿se te ocurre mejor manera de comprobarlo que empezar la aventura ya?

miércoles, 25 de mayo de 2011

una historia de naranjas

Hoy os voy a demostrar que los seres humanos no somos tan diferentes de las naranjas como creemos.



Aristófanes contaba que en un tiempo muy muy lejano los humanos eramos como naranjas, pero no como las naranjas que compramos hoy en día en la frutería, sino naranjas perfectas. Aquellas naranjas tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Había naranjas de diferentes tipos: con dos partes femeninas, dos partes masculinas, una femenina y una masculina, incluso con tres partes a veces.
Estas naranjas tan perfectas se creían capaces de lograr casi cualquier cosa y su vanidad les llevó a enfrentarse con los dioses. Zeus decidió partirlos por la mitad como castigo; y encargó a Hermes atar la carne sobrante en torno al ombligo. Ya repuestos, los seres andaban tristes buscando siempre a su otra mitad, y si alguna vez llegaban a encontrarse con ella, se enlazaban hasta dejarse morir de debilidad.

Zeus, compadeciéndose de la condición de estos seres, ordenó a Hermes girarles la cara hacia el mismo lado donde tenían el sexo: de este modo, cada vez que uno de estos seres encontrara su mitad, pudieran obtener placer, e incluso descendencia si se trataba de un ser andrógino.
¿Y no nos hace esto pensar que los que hoy nos hacemos llamar humanos somos bastante similares a esta especie de naranjas que existió en tiempo de la Antigua Grecia. Si no, ¿por qué nos pasamos la vida buscando nuestra “media naranja” con la que nos sentiremos más “completos”.

Y es que, aunque no sea necesario encontrar a nuestra “media naranja” para ser felices, hemos de admitir que nos encanta sentir que no somos personas diferentes, sino partes de un todo.

Yo me planteo esto como un juego, y mientras busco a mi media naranja, voy probando con medios limones, que son un poco más amargos, pero también están bien =)

feliz día a tod@s!

lunes, 14 de febrero de 2011


¿Porqué celebramos San Valentín el 14 de febrero? ¿Es que sólo ese día amamos o nos sentimos
amados?


Parémonos a pensar un segundo.


¿No sería más lógico celebrarlo cada día que, al mirar a esa persona a los ojos, sientes que tu mundo gira en torno a él?


¿No sería más lógico celebrarlo cada mañana que, al despertar, sonries sólo porque el viene a tu pensamiento?


¿No sería más lógico celebrarlo cada noche que le cuentas que irías al fin del mundo de su mano, aun con los ojos vendados?

sábado, 29 de enero de 2011

¿te conozco?

¿Le conozco? La verdad es que no lo sé. Más bien es imposible. Poco tiempo compartiendo opiniones e impresiones, y aun así, me da la sensación de que le conozco. No, no me parece que le conozca, me parece que es algo más, me parece que él también me conoce a mí, que sabe lo que pienso incluso antes de que yo lo diga, que sabe cuando estaré y cuando no, que sabe cuando necesito que me saque una sonrisa, que sabe cuando necesito que esté ahí para mí. Simplemente que esté, no importa si hablas o callas, no importa lo perfecta o imperfecta que sea nuestra conversación, no importa nada... tan sólo importa que estés, sentirte cerca, sentirte conmigo, y así, sentirme viva. No sé si te conozco o eres un extraño para mí, sólo sé que no quiero que me sueltes nunca...

Alicia, 13 de enero de 2012

miércoles, 20 de octubre de 2010

El mar ...

Ella camina sola, sin nadie a quién escuchar, sin nadie a quién hablar. Simplemente camina pensando, simplemente, vaga por la ciudad.

La ciudad se torna gris, igual que su corazón. Ella quiere gritar, poder contarle al cielo lo que siente en su interior... El dolor le mata mientras camina, con la sonrisa olvidada, el alma rota y los ojos cansados de tanto llorar.

¿Cuántos golpes aguanta un corazón? ¿Cuánto soy capaz de aguantar? se pregunta mientras avanza hacia el acantilado, mientras se acerca al mar.

Tu cuerpo era mi castillo, allí me sentía tranquila, allí me sentía en paz. Tu boca era mi sueño, tus labios, mi dulce despertar, con ellos me hacías olvidar, me hacías sentir especial. Tus ojos eran mensajeros de felicidad, en ellos reflejabas nuestra complicidad...

Ya no te siento conmigo, ahora ya no estás. Ahora que no te tengo, ya no quiero vivir más.

domingo, 16 de mayo de 2010

Háblame del amor...


 
El amor es un sentimiento que anida en lo más profundo del corazón. 
Es algo que te hace sonreír, es algo que te hace llorar. 
Algo que te hace soñar, pero también despertar. 
Hace que crezca en ti la felicidad, o la soledad. 
Es algo que te puede dar la vida, y que también te la puede quitar.

El amor no se puede explicar con palabras... No es algo que queremos sentir, sino algo que sentimos sin querer.

domingo, 18 de abril de 2010

capítulo 3: la vida cambia y cambiará

El día que se cumplían los dos meses de mi ingreso en el hospital recibí una visita inesperada:

- Hola, ¿se puede pasar? - Allí estaba él; bueno, él, y todo su descaro. No podía creer lo que estaban viendo mis ojos.- No sé si te acordarás de mí, nos conocimos poco antes de tu accidente.
- Sí, me acuerdo perfectamente, no todos los días se conoce a alguien tan descarado como tú.-
- Siento no haber sido más educado contigo la otra noche. Sólo quería hacerte sonreir, parecías algo preocupada.¿Cómo va tu recuperación?
- Sí, suelo preocuparme cuando no encuentro a mi novio. Y gracias, mi recuperación va de maravilla. Si tan interesado estabas en mi estado de salud, ¿porqué has tardado tanto en venir a verme? si s epuede saber.-
- Oye, vale que puedas estar molesta por cómo te traté aquella noche, pero te estoy pidiendo perdón, estoy queriendo ser educado y preocuparme por tu salud. Sólo quiero que sepas que si no he venido antes es porque estaba seguro de que al principio no faltaría gente a tu alrededor. Pero tranquila, veo que te molesto así que me voy, no hace falta que me eches si es en lo que estabas pensando. Toma, te he traido ésto.- Me dió una bolsa blanca que llevaba en la mano y sin más palabras que un suspiro dió media vuelta y salió de la habitación.
 Fue ese momento, justo en ese momento cuando me dí cuenta de que, tras las primeras semanas de mi estancia en el hospital, se habían acabado esas tardes agradables siempre en compañía. Ahora las únicas personas que seguían visitándome a menudo eran mis padres, mi hermano, Marcos, mi amiga Marta y Alicia, la enfermera del hospital. Hacía días, incluso semanas que mi mejor amiga, Silvia, no pasaba por el hospital ni me llamaba... Ni siquiera Álvaro venía casi a verme; es verdad que estaba en época de exámenes, pero cada vez venía menos. No podía culparle por no querer besarme, o por querer hacer cosas menos aburridas que pasar conmigo una tarde en el hospital, pero se suponía que era mi chico, al menos algo de apoyo me tendría que dar, ¿no?. 
Rompí a llorar, las lágrimas recorrían mi rostro a velocidades vertiginosas, ¿Cómo no me habría dado cuenta antes! Si Álvaro no venía a verme sería porque ya no me quería, no podía soportar esa idea, pero cuanto más lo pensaba, más coherente se me hacía. Lo que no entendía era porqué Silvia no quería saber nada de mí... ¡¿porqué?!

- Pero, cariño,  ¿Porqué esas lágrimas?- Alicia acababa de entrar en la habitación y se acercaba a mí sacando un pañuelo del bolsillo de su bata blanca.
- Ya no me quiere Alicia, y ¿sabes lo peor? - Ésta era una de esas preguntas retóricas que hacemos las mujeres a otra persona pero que vamos a contestar nosotras mismas.- ¡Que tiene motivos! ¿Quién va a querer ser novio de una chica que se pasa los días, las semanas ¡los meses! en un hospital? NADIE - Creo que jamás en mi vida había llorado tanto como lo hice entonces.
- Cariño, esa no es razón para no quererte, es verdad que una relación se puede enfriar algo por ello, ¡pero no se puede echar a perder así como si nada, es más, es ahora cuando más debería demostrarte lo mucho que te quiere! - Ella siempre estaba cuando la necesitaba... - Y si es tan sumamente idiota como para alejarse de una chica tan estupenda como tú, es que él no merece la pena, si no te demuestra que te quiere, es que no es "el chico" - ...Siempre sabía qué decir en cada momento...- Mira, tengo una idea, mañana es sábado y Marta vendrá por la tarde, así que ¿porqué no le llamamos y le invitamos a que coma contigo mañana?- ...Y lo más importante, sabía cómo animarme.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Vacaciones


Llegan las vacaciones, y no quieres volver, tantas cosas tienes, tantas personas, tantas ganas de vivir…


Dejas de pensar, tu mente queda completamente en blanco. De repente, un recuerdo te invade sin querer. Es el recuerdo de aquel lugar que siempre está ahí, para ti; cuando tan solo vas por vacaciones y también cuando vas a visitar.


Ese lugar donde te sientes cómoda sólo con pisar. Aquel lugar, cuyo aroma sientes acompañado de un leve cosquilleo que recorre tu espalda. Y luego… sonríes, sin reírte, te hace sonreir… por fin estás en casa.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Demasiado tarde, ¿para quién?

Ahora es demasiado tarde.

Después de 10 meses, después de 4 años, después de una vida me dices que no sigues, que ya no aguantas más, que no lo quieres volver a intentar, que para tí ya no hay solución, que todo acabó.

Y mientras tanto me dices que me quieres, que no me has olvidado, que ni dos meses ni un año sin mi te quitan lo que un día conmigo te da. Sin embargo no crees poder ser mi amigo. Dime, entonces: ¿Qué es lo que quieres ser?

Yo lo tengo claro, no como siempre. ¿Como nunca? tal vez. Quiero la felicidad, esa que tú me dabas y esa que eras capaz de borrar. Quiero conseguirlo, sé que podré. Porque yo, al menos lo intentaré.

Y si al primer intento caigo, un segundo volveré. Y si el tercero también es fallido, un cuarto insistiré, y por muchas veces que todo salga mal, nunca desistiré. Porque prefiero perecer en el intento, que vivir siempre a tus pies.

Que no se te olvide, yo jamás te olvidaré.

sábado, 30 de mayo de 2009

capítulo dos: continuación de la realidad


Los párpados me pesaban, me sentía muy cansada, débil, sin fuerzas, hice un esfuerzo y conseguí abrir los ojos. En ese momento mis labios describieron una leve sonrisa al ver a mi padre sentado en una silla cercana a la ventana de la habitación mirando hacia los jardines de fuera, y a mi madre, sentada en un butacón negro, con las manos juntas y con el aspecto cansado que siempre ha delatado el esfuerzo que, cada día, hace por nosotros. 
Ella estaba mirando al infinito cuando, de repente levantó la vista hacia mí y se la dibujó una enrome sonrisa en la cara cuando me vio despierta. Mi padre se levantó apresuradamente a llamar a la enfermera en el momento en que mi madre se puso en pie de un salto y me agarró la mano fuerte mientras me besaba la frente.
Una enfermera entró en la habitación y, apresuradamente toqueteó en las máquinas a las que yo estaba conectada diciéndome:
Menudo susto ¿eh? – sonrió al verme sonreir y se marchó.
Mi madre me abrazaba contra su pecho como si ello le fuera la vida, sin parar de repetirme lo mucho que me quería. Entonces volvió la enfermera con un vaso de agua en una mano y una pastilla diminuta en la otra, mi madre se apartó y la enfermera me lo tendió para que me lo tomara. Pidió a mis padres que salieran de la habitación y me dijo muy bajito que tratara de descansara.



Cuando desperté me sentía viva, ya no sentía que mi vida dependía de unas pocas máquinas de hospital. Sin embargo, seguía sintiéndome indefensa entre el collarín y las escayolas. La noche estaba llegando, se adivinaban colores que se iban apagando lentamente al otro lado de mi ventana, ¡Qué bonito es ver anochecer!
Las primeras semanas en el hospital pasaron rápidas mientras conocidos, familiares y amigos desfilaban por la habitación para desearme una pronta recuperación y traerme regalos que no podía comer, que no podía tocar, que no podía oler, en definitiva, que no podía disfrutar. Álvaro, mi chico, solía pasar a verme todos los días después de clase, esa era la razón de que pusiera empeño en mi recuperación, sólo quería que llegasen las 5 de la tarde para recibir su visita, él era lo único capaz de alegrarme los tristes días de hospital.

jueves, 28 de mayo de 2009

el comienzo de su realidad (2)


En aquel mismo instante en que me alejé de allí me di cuenta de que hacía mucho rato que Álvaro había ido a por algo de beber y estaba tardando demasiado. Cuando me di la vuelta para decirle a Marta que debíamos ir a buscarle, ella había desaparecido, miré alrededor pero no había ni rastro de ella. Comencé a dar vueltas por toda la discoteca en busca de Álvaro, y tras no encontrarle por ningún sitio y saber que hacía rato que nadie le veía me dirigí a la salida.
Cuando salí a la calle le ví al otro lado de la calzada, hablando con una chica que no llegué a ver. Eché a correr hacia él, se giró y se la sonrisa que tenía en la cara dio paso a una expresión de terror acompañada por un grito ahogado que me paralizó. Giré la cabeza justo a tiempo para ver un coche a diez centímetros de mí. Después, sólo escuchaba como todos gritaban pidiendo una ambulancia.